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domingo, 10 de abril de 2016

Acomodando cadáveres

¿Por qué los medios instalaron que a Alberto Nisman lo mataron y Martín Blaquier se suicidó?

Hugo Alconada, operador periodístico de La Nación, dijo que ellos tenían la información del informe Panamá Papers desde hace meses. Y contó que se lo informó al presidente argentino, Mauricio Macri, hace un par de días.



¿Es descabellado suponer que todos lo sabían desde el principio? ¿Es descabellado pensar que Blaquier también lo sabía desde mucho antes y que sabía que se iba a publicar y se suicidó? ¿O lo mataron?


Perfil del 21 de febrero pasado cubre el entierro de Blaquier desde el costado policial de la muerte. Y hace referencia a las multiples propiedades del empresario. La revista Caras del 23 de febrero, dos días después, lo muestra contado desde quienes asistieron al entierro. Las fotos que publica Perfil del entierro de Martin Blaquier no muestran entre los asistentes ni consternación ni pesadumbre ni congoja. De hecho se ve en una de ellas, a Mauricio Macri, Juliana Awada y al sacerdote que da el responso riendose tentados. Las fotos están más cerca de mostrar un casamiento al aire libre que el entierro dolido de despedida por una muerte violenta y subita.








 

¿Por qué los medios instalaron que a Nisman lo mataron y Martín Blaquier se suicidó?

La comunicación corporativa instala la construcción de sentido hegemónica. Por un lado promociona lo que los poderes hegemónicos están interesados en dar a conocer. Y por otro silencia aquello que esos mismos poderes deciden ocultar al conocimiento público.

Así los medios hegemónicos solo dan a conocer dos tipos de información: La que ellos necesitan que el lector de medios conozca porque su difusión los beneficia y la que descontextualizan para que no pueda armar el rompecabezas donde una información encaja con otras que le otorgan sentido lógico. Promocionan o silencian como parte de una misma construcción comunicacional.

Con la información que los medios le proporcionan a sus lectores pudo suceder cualquiera de todas estas posibilidades:

Que a Alberto Nisman lo hayan asesinado 
y a Martín Blaquier también.

Que a Alberto Nisman lo hayan asesinado 
y Martín Blaquier se haya suicidado.

Que Alberto Nisman se haya suicidado 
y Martín Blaquier haya sido asesinado.

Que Alberto Nisman se haya suicidado 
y Martín Blaquier también.  

¿Por qué los medios eligen una sola de todas esas posibilidades y descartan de plano cualquiera de las restantes?

La muerte de Nisman y la posterior instalación mediática que afirma que no se suicidó sino que lo asesinaron fue una más de las tantas operaciones que integran los actuales procesos destituyentes en Suramérica, que comenzaron en 2005 cuando quedó clausurada la posibilidad de que Estados Unidos sostuviera al ALCA como política para el continente sur.

Esa operación de intento de desestabilización contra el gobierno argentino de Cristina Fernández de Kirchner que tuvo y tiene como mascarón de proa al fiscal Alberto Nisman, su denuncia y su muerte, comenzó el 16/12/2014 con el nombramiento de Oscar Parrilli como jefe de la secretaría de inteligencia con el objeto de reformular la inteligencia estatal y presentar una nueva ley de inteligencia. 


Esa operación aún continúa. Como en un policial típico, los medios acomodaron el cuerpo de Nisman donde necesitaban ponerlo para mostrarlo como un crimen. 

La muerte en términos similares de Martín Blaquier no hace otra cosa que poner en duda la verosimilitud de la operación destituyente. Y tal vez por eso los medios la muestran como un suicidio indubitable.

viernes, 18 de marzo de 2016

Nisman y Blaquier, el enfoque de los medios

Dos hombres aparecen muertos. Según publican en los medios uno se suicidó y al otro lo mataron.

Uno aparece muerto de un tiro con un revólver adentro de del baño sin ventana en su piso de Puerto Madero. El otro aparece muerto de un disparo de escopeta adentro de la habitación de un hotel 5 estrellas en Pilar. A los dos los encuentran horas después.


¿Cuál de los dos se suicidó y cuál fue asesinado?

Alberto Nisman apareció muerto en el baño de su domicilio el 18 de enero de 2015. Era fiscal de la causa AMIA. 

Martín Blaquier apareció muerto en una habitación del hotel Sheraton Pilar el 19 de febrero de 2016.  Era sobrino del dueño del Ingenio Ledesma, el millonario número 15 de la lista de ricos argentinos de la revista Forbes.
Según los medios hegemónicos a Nisman lo mataron. Según esos mismos medios, Blaquier se suicidó.

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La tapa Clarín del día en el que aparece muerto Alberto Nisman
La tapa de Clarín el día en el que aparece muerto Martín Blaquier. 
La noticia no está la en tapa

 La tapa de La Nación el día en el que aparece muerto Alberto Nisman

La tapa de La Nación el día en el que aparece muerto Martín Blaquier. 
La noticia no está la en tapa


La muerte de Martín Blaquier confronta la construcción hegemónica de la muerte de Nisman como un crimen. Por eso los medios la silencian. 

¿Y por qué confronta la construcción hegemónica de la muerte de Nisman como un crimen? 

Porque si nos mostraran ambos casos sin las referencias propias de un hecho noticioso, sin el anclaje de los nombre propios, ni las direcciones, ni nada, nos resultaría muy difícil determinar cuál caso es el de Nisman y cuál el de Blaquier.  

Nisman es presentado por los medios desde días antes de su muerte como una persona en riesgo. Blaquier no aparece, previamente, en los medios pese a que los avisos fúnebres despidiéndolo en el diario La Nación suman 150 solo contando el día en el que se publica la noticia de su muerte.

Nisman aparece muerto en un baño con el cuerpo apoyado contra la puerta. Blaquier en una habitación. Nisman no llama a nadie pero los medios se preguntan con quien habló. Un pariente de Blaquier aparece por el hotel preguntando por él porque dice que le mandó un mensaje. Nadie se pregunta por ese pariente. De Nisman se preguntan quien le dio el arma. De Blaquier nadie se pregunta de quien era la escopeta. De Nisman generan sospechas sobre por qué nadie encargado de su seguridad fue a ver que le pasaba. De Blaquier nadie se pregunta por qué nadie escuchó nada. Las noticias sobre Nisman aparecen hasta estos días. Sobre Blaquier no salió ninguna noticia más.   

¿Por qué?

La muerte de Alberto Nisman y la posterior instalación mediática que afirma que no se suicidó sino que lo asesinaron fue una más de las tantas operaciones que integran los actuales procesos destituyentes en Suramérica, que comenzaron en 2005 cuando quedó clausurada la posibilidad de que Estados Unidos sostuviera al ALCA como política para el continente sur.

Esa operación de intento de desestabilización contra el gobierno argentino de Cristina Fernández de Kirchner que tuvo y tiene como mascarón de proa al fiscal Alberto Nisman, su denuncia y su muerte, comenzó el 16/12/2014 con el nombramiento de Oscar Parrilli como jefe de la secretaría de inteligencia con el objeto de reformular la inteligencia estatal y presentar una nueva ley de inteligencia.

Nada indica en un primero momento que existan diferencias entre las muertes de Martín Blaquier y Alberto Nisman. Sin embargo, la muerte de Martín Blaquier aparece en Policiales y la muerte de Alberto Nisman aparece en Política. ¿Por qué?


 Según la búsqueda en google, La Nación pone las noticias de Alberto Nisman en Política.


 Según la búsqueda en google, La Nación pone las noticias de Martín Blaquier en Sociedad

La función de las secciones en los medios es ordenar la lógica de la mirada de los lectores.

Así: una noticia sobre un presidente aparecerá en Política, una sobre la instalación de una industria en Economía, el resultado de un partido de fútbol en Deportes, la entrega de los premios Oscar en Especculos, una nueva forma de relación entre personas en Sociedad y una muerte violenta de causa desconocida en Policiales. 

Publicar una muerte (de la que en principio se desconocen las causas) en Política en lugar de publicarla en policiales permite instalar la idea de mano oscura que mata. Y permite que los editorialistas del medio estructuren sentido montados en un hecho habitualmente policial. Por el contrario, ubicar una muerte (de la que en principio se desconocen las causas) en Policiales permite instalarla en el marco de una discusión forense y restringir sus implicancias. 

Matar la información o fabricar un zombie. De eso se trata. 

domingo, 24 de enero de 2016

La construcción de la propiedad de los medios (el caso de Tiempo Argentino)


El primer diario Tiempo Argentino nace de una apropiación.

En 1982 lo funda Raúl Burzaco (el padre de Alejandro y Eugenio) comprándole al Estado argentino las máquinas offset y la última redacción del diario La Opinión que la dictadura le robó a Jacobo Timerman.

El 15 abril de 1977, cuando Jacobo Timerman es detenido ilegalmente por el Ramón Camps, La Opinión es intervenida. Queda en manos de un brigadier: Teófilo Goyret, y en 1980, tres años después el diario cierra. Entonces, la CONAREPA (Comisión Nacional de Responsabilidad Patrimonial) se queda con las máquinas y el edificio de La Opinión.

Dos años después, en vísperas de la guerra de Malvinas, es cuando aparece en escena Raúl Burzaco para quedarse con todo. Tal era su coincidencia con la dictadura militar que al diario le pone Tiempo Argentino y a la editorial 2 de Abril.

En los comienzos del gobierno de Raúl Alfonsín, Burzaco vende Tiempo Argentino a los hermanos Cetrá, propietarios de Radio Rivadavia de Capital Federal. Los Cetrá compran el diario para Enrique Nosiglia. Por entonces, la Coordinadora radical buscaba un medio de comunicación. Y Tiempo Argentino les venía como anillo al dedo. Pero el diario no consigue enamorar a los lectores. Las ventas caen. Los trabajadores de prensa empiezan a tener problemas para cobrar por su trabajo. Tiempo Argentino es vaciado y cierra.

Ahí aparece, una vez más, Raúl Burzaco. Vuelve a comprar las mismas máquinas de La Opinión y Tiempo Argentino. Esta vez para editar El Cronista para la familia Eurnekian. De esa segunda compra surgiría lo que luego se conoce como el Grupo América: El Cronista, Radio América y Cablevisión. Ese armado mediático le permitiría a los Eurnekian hacer olvidar las deudas de la textil Puma en manos de la familia. Corrían los finales de la década del 80. Burzaco mudó la redacción de El Cronista y los estudios de Radio América del centro porteño al barrio de Palermo. El diario, la radio y la empresa de cable pasan a funcionar en el mismo edificio que la textil. El sistema multimedial panóptico como se conoce en la actualidad acababa de nacer.

Décadas más tarde, Sergio Szpolski compra la marca Tiempo Argentino para volver a editar un diario. El primer número sale el 10 de mayo de 2010. También compra Radio América. Tiene muy claro que nada mejor que un multimedios para sembrar olvido y hacer negocios. Ya nadie parece recordarlo como el vaciador del Banco Patricios, que había cerrado sus puertas en marzo del 98, y del diario universitario de distribución gratuita La U, en 2005.

Experto comprador de medios en dificultades, Sergio Szpolski ya había comprado años antes la revista Veintitrés. Precisamente, el grupo Szpolski es conocido como Grupo 23 porque el medio que lo inició fue esa revista.

Con varios meses impagos de sueldos y sin avisos publicitarios significativos, Sergio Szpolski pone en venta Tiempo Argentino, radio América e Infonews. 

Aparece como comprador M de Luxe, una empresa dedicada a la organización de recitales y eventos. Uno de sus propietarios, Mariano Martínez, tiene un proceso desde 2003 por librar cheques sin fondos por 10 millones de pesos.

Por lo que se puede ver, la saga continuará.

domingo, 17 de enero de 2016

Vidas leonas

 Por Luciana Peker*



En el sector público se calcula que ya hubo 21.455 despidos que incluyen a mujeres, jefas de hogar y embarazadas. En la provincia de Buenos Aires suspendieron las paritarias por decreto. En La Plata reprimieron una protesta con balas de goma que dejaron marcada toda la espalda de una manifestante. ¿Cómo puede afectar este panorama laboral las demandas de igualdad salarial, mayores licencias maternales y parentales y más jardines maternales y colegios de horarios extendidos? ¿Se aprobarán los proyectos presentados en el Congreso de la Nación que proponen políticas de cuidado y más días de licencia? ¿La agenda de género va a avanzar o va a quedar desplazada ante la urgencia de la pelea por garantizar las fuentes de trabajo?



Hay momentos históricos en los que la lucha de clases no tiene matices. Y sus novelas tampoco. Es ahora, en este 2015 de cambios políticos acelerados y equidistantes; de una sociedad dividida social e ideológicamente, y de un shock de decretos y balazos de goma, cuando los culebrones vuelven a llamar a las cosas por su nombre, en nombre del amor. En Telefé empieza La Leona, en la que su protagonista, María Leone, es una trabajadora que no está dispuesta a perder su fuente de trabajo y se convierte en la gremialista que pone el pecho para que no cierren la fábrica. Y en Canal 13, Los ricos no piden permiso dispone un ajedrez muy diferente, en el que las pasiones se cruzan entre pudientes y humildes por dinero, pero también por calentura.

Esta vez la ficción no superó la realidad, y el gobierno de Cambiemos adoptó un plan per tutti imponiendo la baja de las retenciones a la soja, la devaluación y el final del cepo, los despidos a empleadas/os públicos, la represión a la protesta social de trabajadores/as de Cresta Roja y municipales de La Plata con balas de goma cuerpo a cuerpo, y dejando en actas fotográficas que la represión en el Hospital Borda (en protesta por una obra inmobiliaria en el centro de salud) no es solo una causa archivada. Entre este presente vigilante y ese estado de felicidad que demanda el Presidente Mauricio Macri se revela que no hay cambios reales solo con cambios de clase si no se agregan los cambios de género, pero tampoco es fácil pensar en cambios de género cuando las mutaciones de clase vuelven a ser –sin matices, como en las novelas- protagonistas estelares.
¿Se puede pensar en el parate de paritarias que impuso por seis meses María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, en exigir que los colegios extiendan sus horarios para que las mujeres puedan trabajar más y equiparar sus sueldos y ascensos al de los varones? ¿Se puede imaginar un reclamo fuerte en el Congreso de la Nación afectado por el despido masivo de personal –siempre tildado masivamente de ñoqui- para que se apruebe el proyecto de extensión de licencias por maternidad y paternidad al nacimiento y de días para llevar al pediatra, al dentista y concurrir a actos escolares, cuando el miedo a ocupar la silla acecha para no quedarse con el culo en el aire y sin madera donde sentarse? ¿Se puede plasmar la crítica de una deuda pendiente en materia de políticas públicas de cuidados –como tienen Uruguay y Costa Rica- en la que el Estado no le dé la espalda a la sobrecargada espalda de las madres, para compartir el trabajo no remunerado de las tareas del hogar y la crianza frente a la quita de subsidios en las tarifas, el dólar libre, la sospecha de que cada empleada del Estado tiene como objetivo la militancia rentada, el gasto oneroso a las cuentas públicas y la rascada como deporte laboral?

La Argentina tiene una enorme deuda –que no se cerró ni se tomó como prioridad en la anterior gestión de gobierno- con los derechos laborales y económicos de las mujeres: el desempleo femenino (especialmente juvenil) es más alto que el de los varones; la informalidad laboral (empujada por la explotación sin blanqueo de empleadas domésticas) es más alta entre las trabajadoras; la licencia maternal no llega al piso básico recomendado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la licencia de paternidad no alcanza a constituirse en un símil feriado puente; las mujeres gastan el doble del tiempo que los varones en el trabajo no remunerado del cuidado de los hijos e hijas y las tareas del hogar sin la suficiente ayuda del Estado, y el peaje al género se cobra entre un 20 y un 30 por ciento del bolsillo de las mujeres que ganan menos que los varones, por diferentes causas que desembocan en una escandalosa desigualdad salarial. Ante este nuevo panorama político, de emergencia en seguridad, económico y laboral, ¿la agenda de igualdad de género va a tener lugar, va a poder crecer, ser mejorada y reclamada o se va a empobrecer y quedar, todavía, mas silenciada?

Sensación térmica. 
Desde el 10 de diciembre hasta mediados de enero, 21.455 personas perdieron su trabajo en el sector público, según el conteo de El Despidómetro, un sitio creado (con base en facebook y twitter) por periodistas anónimas/os, preocupados frente a los despidos masivos y el blindaje mediático, que recopilan cifras publicadas en medios de comunicación e información y telegramas que les envían delegados y trabajadores/as. Todavía no se conoce qué cantidad de mujeres son las afectadas, pero sí, por ejemplo, que entre 43 despedidos en el Senado de la Nación había discapacitados y mujeres embarazadas, y también recibieron denuncias que indican que en el Ministerio de Agricultura echaron a dos jóvenes embarazadas, aunque en un proceso no lineal muchas veces son reincorporadas después de negociaciones sindicales. El ABC de la desigualdad de sexo es que en el medio de la gestación y la portación de panza no se puede ir a buscar trabajo, en muchos casos se hace necesario el reposo o la baja de tareas, el estrés está contraindicado para prevenir contracciones y nacimientos prematuros y es mucho -¡pero mucho!- más difícil dar la teta y buscar un nuevo empleo con un recién nacido y no cobrar la licencia por maternidad: un exabrupto de la letra chica de los contratos precarios que toma por jaque a cualquier idea de igualdad entre varones y mujeres.

En muchos casos, incluso, la militancia feminista deja paso a intentar sostener fuentes de trabajo, contener la angustia de quien ya no sabe cómo pagar el alquiler o empezar a comprar guardapolvos, o pasar por el chino sin que la mafia de intentar hacer una tarta de jamón y queso alce los brazos del robo a la cotidianeidad. En otros casos, se intenta pensar desde un feminismo crítico y anticolonial formas de resistencia a nuevas formas de neo-neo-ceo liberalismo. La docente e investigadora de la Universidad de San Martín y el Conicet, Vanesa Vazquez Laba, argumenta: “La agenda feminista es una construcción colectiva producto de las relaciones de fuerza dentro del movimiento feminista. El paso del capitalismo de Estado al neoliberalismo impacta directamente sobre la discusión de prioridad temática de dicha agenda. Sabemos que el feminismo ha sido históricamente heterogéneo y que esa diversidad está basada en sus postulados teóricos y políticos, muchas veces, antagónicos. Sin embargo, también conocemos los consensos construidos en torno de las reivindicaciones de igualdad como han sido, por ejemplo, el sufragio femenino y los derechos laborales de género, entre otros. Con una alianza con el neoliberalismo, el feminismo corre el riesgo de centrarse y absolutizar la crítica cultural y volverse, como sostiene la filósofa Nancy Fraser, antieconomicista. Es decir, un feminismo miope a un contexto de crecientes desigualdades económicas producto de la precarización laboral y de un mayor desempleo, restringiendo, así, la idea de igualdad a lo meramente cultural”.

Por eso, Vazquez Laba sostiene que “el feminismo debe comprometerse con la justicia de género y, por lo tanto, adoptar una crítica integral sobre la subordinación de la mujer, conectando las luchas contra el sometimiento patriarcal y el sistema capitalista. En definitiva, el feminismo debería militar a favor de mejorar las condiciones de trabajo de las mujeres y de reducir las brechas de género, al mismo tiempo que valorizar el trabajo de cuidado familiar. De esta forma, se estaría en camino de construir una agenda feminista posneoliberal”.

La (otra) gran deuda pendiente
La Cámara de Diputados de la Nación dio media sanción, a fin de año, al proyecto de Ley Federal de Cuidados para la Primera Infancia, el cual establece que desde los 45 días hasta los tres años el Estado tiene la obligación de crear sistemas federales de jardines maternales u otras alternativas, para que las madres y los padres puedan tener un lugar –de calidad- donde dejar a sus bebés mientras trabajan o buscan trabajo, con el objetivo de fortalecer la autonomía de las mujeres. El proyecto tendría que ser aprobado en 2016 por el Senado. ¿Continuará?

La autora de la iniciativa, la ex diputada María del Carmen Bianchi (FPV), analiza el panorama: “Para la política de cuidados es importante, además de la disposición del Gobierno nacional, la existencia de paritarias ya que una parte de esta política está vinculada con el compromiso de los sectores empresarios y del propio Estado como empleador. Nosotras esperábamos que a partir del proceso de participación de importantes sindicatos en la construcción e impulso de este proyecto, el cuidado de lxs niñxs que ya está presente en algunas paritarias lo estuviera aún mas. Los despidos sin causa muestran un fracaso de los responsables de gestión para hacer un análisis serio de la planta en función de las políticas que va a implementar, además dañan la vida de los trabajadores y trabajadoras concretos, pero lo peor es que ejercen un disciplinamiento sobre las demandas de lxs trabajadorxs. Eso hace peligrar el avance de las políticas de cuidado y el impulso a la ocupación respecto de las niñas y niños en el período de la vida que requiere muchísima atención”.

La incertidumbre, el susto, la competencia por ver quién queda y quién se va, los dedos acusadores y las vulnerabilidades que se despiertan en la selva donde reina el más fuerte dejan, en muchos casos, a las mujeres puertas adentro o en trabajos con menos derechos y más resignaciones. O, por el contrario, las llevan a gritar más fuerte. Estela Díaz, secretaria de Género de la CTA, también presentó un proyecto –que espera en el Congreso de la Nación- para que se sancione una Ley de Responsabilidades Familiares Compartidas que amplía licencias de cuidado para padres por nacimiento de hijxs y para familias diversas. Y empuja, junto con otros gremios, la idea de una licencia para trabajadoras que sufren violencia de género. Ella vislumbra un camino arduo: “Las decisiones del primer mes de gobierno de (Mauricio) Macri son muy poco alentadoras para las y los trabajadores en general, pero desde la perspectiva de las mujeres las luces rojas de alerta tienen sus particularidades. Un contexto de ampliación de derechos es siempre propicio y favorable para pensar cómo se puede avanzar en agendas pendientes. Si tenés paritaria libre, reducción de la desocupación, consejo del salario, normas que contemplan a las trabajadoras de casas particulares, es una situación que abre el abanico de posibilidades para abordar la reducción de brechas de desigualdad con las que convivimos históricamente las mujeres en el mundo laboral. Sólo en un contexto favorable puede empezar a tomar fuerza un tema como el de los cuidados, las responsabilidades compartidas. Por el contrario, el nuevo gobierno quiere ponernos a la defensiva. Tener que pensar en defender el empleo y no en cómo logramos más y mejores trabajos, es sólo imaginable desde un proyecto político que está pensando una Argentina para unos pocos, y otra vez para los privilegiados de siempre”.

En cambio, Mariana Massaccesi, coordinadora general de Voces Vitales Argentina (una organización que promueve el liderazgo de las mujeres) ve con esperanza la nueva gestión: “Hay una mayor apertura hacia la presencia de mujeres en espacios de decisión. Los liderazgos como el de María Eugenia Vidal, Gabriela Michetti, Susana Malcorra, Patricia Bullrich, Carolina Stanley, Laura Alonso, Isela Constantini, Fabiana Tuñez y Yanina Basilíco marcan el camino hacia una nueva era. Estamos atentas a la designación de mujeres, muchas de ellas comprometidas con el empoderamiento de la mujer y la equidad de género en puestos clave. Consideramos que este tipo de liderazgos son necesarios para definir los grandes ejes de las políticas y somos optimistas en que esto se refleje en un avance concreto de la agenda de género de nuestro país”.

Por su parte, Díaz cree que las víctimas de violencia de género de clases más bajas se van a ver afectadas: “Para las mujeres de los sectores más populares hay posibilidades de salir de la situación de violencia cuando tienen oportunidades laborales, programas sociales que contemplen su situación y pueden formar parte la construcción de proyectos colectivos”. Y compara la situación actual con el reflejo europeo después del ajuste público. “Hay un espejo a mirar en Europa. Tanto en España como en Grecia lo primero que se deteriora son las políticas sociales, los programas de salud, la atención de la tercera edad, todos los dispositivos que tienen que ver con los cuidados de las personas dependientes. Cuando estas políticas públicas se resienten, el coste recae claramente sobre las mujeres, que seguimos siendo las que más carga tenemos en relación a los cuidados y las tareas domésticas. Esto acrecienta, además, las desigualdades sociales. Los sectores más pobres, más desfavorecidos, estarán para lograr cuidados de calidad, pero también para poder mejor las condiciones para conseguir empleos de calidad. Esto lleva a la reproducción de círculos de pobreza y desigualdad, que acrecienta las desigualdades de género. Por eso no es posible separar una mirada y postura respecto de un modelo de país sin pensarlo en relación a la igualdad social y de géneros”.

*Publicado en Las 12 el 15/1/2016 como "Las leonas contra los despidos".